La Pampa es la provincia con mejor reacción a la apertura
En medio de una interna federal avivada por discursos políticos (como el del gobernador de La Pampa, que aseguró que a la Argentina le “sobran porteños”) una consultora analizó cuáles son las provincias que mejor reaccionan a la apertura gradual de actividades. Justamente el territorio que gobierna Sergio Ziliotto es el que encabeza el ránking, seguido por Salta y Tierra del Fuego.
La ciudad de Buenos Aires, en cambio, está por debajo de la respuesta óptima: sus actividades están más restringidas que en otros territorios y recibió un impacto económico moderado de las medidas tomadas, según la consultora Analytica, que elabora el informe.
En el documento titulado “¿Cuál es el impacto de la liberalización de actividades?” los economistas Ricardo Delgado y Rodrigo Álvarez analizaron cada provincia con tres ejes: medidas de asistencia a mipymes, familias y municipios; actividades liberadas e impacto económico. Este último punto se midió con indicadores de movilidad y consumo, para estimar cuántas personas efectivamente se movilizaron a trabajar y a comprar y cómo cambió la manera de adquirir bienes y servicios.
De ese cruce de información surge el Índice de Respuesta Local (IRL), que es de base 100. Es decir, si una provincia implementa medidas y acciones de liberalización económica y su impacto es mayor respecto del promedio estará por encima de 100, si son similares rondará el promedio, y si son de bajo impacto se ubicarán por debajo de 100.
En este momento, AMBA es la zona geográfica de la Argentina que concentra las mayores restricciones de circulación y apertura de comercios. Sin embargo, según el informe, la provincia de Buenos Aires tuvo mejor respuesta que la ciudad. En parte, se debe a que la primera tuvo mayor cantidad de medidas económicas y, de acuerdo con el documento, también mayor circulación -aunque por estos momentos se analiza volver a restringirla más-.
Una conclusión evidente que se extrae del informe es que, a pesar de los esfuerzos de las provincias por volver a la “normalidad” en cuanto se pueda, casi nada volverá a ser como era y la actividad no se recuperará instantáneamente a los niveles en los que estaba antes.
“El consumidor cambió por la incertidumbre a perder ingresos hacia adelante y porque gran parte de las familias está endeudada: ya no es más una crisis de oferta”, resume Delgado, uno de los autores del informe, en diálogo con LA NACION. Los hábitos también cambiaron, apunta: como la pandemia sigue, es improbable que, apenas abran los bares, todos vayan corriendo a sentarse a sus barras.
Por otra parte, la apertura de actividades puede no tener el efecto deseado si no se consideran algunas cuestiones de movilidad, señala el economista. “El transporte todavía está muy restringido: en las provincias hay problemas para circular entre ciudades y para circular entre provincias, lo que limita la capacidad de circulación”, señala.
Sobre La Pampa, Delgado sostiene que hubo una “muy buena respuesta” de parte de sus habitantes a la liberación de actividades: “Los índices de movilidad son los mejores y los comercios están prácticamente todos abiertos”, dice.
“Medir la respuesta de los productores, comercios y consumidores a los nuevos esquemas de cuarentena es fundamental para corregir desvíos y minimizar los riesgos tanto sanitarios como económicos”, señala el informe.
El documento también mide el Índice de Potencia Fiscal (IPF), un indicador que evalúa la capacidad fiscal de cada provincia para sostener las medidas a lo largo de los meses, ya que se financian con recursos propios, y sobre todo pensando en el pago de salarios del sector público.
El IPF es un estimador de liquidez financiera que surge de la disponibilidad de fondos luego del pago de la nómina salarial del sector público en cada provincia. En ese punto, Santiago del Estero es el que mejor está: Delgado detalla que tiene un año de salarios “guardados” en bancos.
En cambio, Tucumán es la provincia que peor se encuentra en este ránking. “El pago del medio aguinaldo en poco más de un mes será la primera gran limitación que las provincias deberán enfrentar”, apunta el documento.
“La escasez de recursos impone la necesidad de más sintonía fina y una implementación rápida y eficaz. A diferencia de otras crisis, el margen de error es menor porque la ecuación costo-beneficio económico incorpora el riesgo sanitario como principal condicionante”, cierra.
Por: Sofía Terrile
Fuente: La Nación