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Porteñocentrismo mediático

En las últimas dos semanas corrieron ríos de voces y tinta por la controversia sobre CABA y los límites de su autonomía.

Pablo R.  García

Por Pablo R. García

La disputa contra el Gobierno nacional esta vez fue encabezada por otra cara de la derecha, la antes dialoguista con gestión, la que gobierna la Cuidad de Buenos Aires y ahora intenta posicionarse como la alternativa bolsonarista porteña para el resto del país.

Esta confrontación se da en la arena mediático-judicial, donde no solo florece el derecho creativo como un sofisma para definir el Law Fare, sino que ahora también sale a la luz “la estadística mediática”. Esta herramienta que es hija de la “contabilidad creativa” que usan los contadores para evadir impuestos, se basa en conclusiones de datos que no se citan, o se citan fuera de contexto, para acomodarse a lo que dictan los focus grups y así darle continuidad a sus slogans mas exitosos a la hora de crear sentido.

Esta nueva cepa de la derecha criolla, como las anteriores, necesita como vector una avalancha de comunicadores apoyando estás conclusiones.

Comunicadores que de tanto lobby olvidaron prácticas básicas del periodismo a tal punto de anunciar la muerte de personalidades destacadas como Cacho Fontana o Timoteo Griguol y en pocos minutos ser desmentida por sus familiares directos.

La asonada de la CABA tiene como objetivo nacionalizar la imagen del jefe de gobierno con fines electorales usando la misma lógica que en la cuidad, donde cultiva desde hace 16 años la idea de la meritocracia porteña.

Solo basta escuchar las históricas quejas del porteño sobre la avalancha de gente del conurbano que vienen a usar sus hospitales y escuelas cuando en realidad ¨ de la infraestructura pública actual.. solo el 15% de las unidades educativas y el 3% de los hospitales, fueron inaugurados en los 24 años de autonomía porteña, el resto lo construyo el gobierno nacional (https://diagonales.com/app.php/contenido/la-meritocracia-portea-y-el–arte-de-invertir-el-sentido-de-la-realidad/25574 )

Esta mezcla de datos mediáticos creativos con la exportación hacia las provincias de la ideología meritocrata porteña utilizando los medios “nacionales” nos pone, otra vez, frente al escenario elegido por las corporaciones para encumbrar gobiernos antipopulares en lo más alto de Estado nacional y que ya fue probado con éxito en 1999 y 2015 (De la Rua- Macri).

No voy a meterme en el análisis sobre la sociología de medio pelo porteño, tampoco pretendo extenderme sobre los aspectos puntuales de la estadística covid, pero sí creo que debemos hacernos una pregunta que nos ayude a definir cual de los dos dichos populares ganara esta vez, si “no hay dos sin tres ” o la tercera es la vencida.

¿Cómo se puede evitar esta distorsión que nacionaliza la cultura porteña transformándola en federal a la hora de elaborar y distribuir contenidos periodísticos y otras fuentes de sentido?

Para responderla o intentar empezar un debate sobre el tema podemos repasar un poco en la historia.

La televisión y la radio comercial nacen y se sostienen con la venta de publicidad y líneas editoriales.

Desde su nacimiento los medios concentraron su objetivo en la porción de país de mayor densidad de población que es el AMBA, ya que con un menor costo de irradiación conseguían un gran mercado para ofrecerles espacios de publicidad a las marcas.

Luego, con la llegada del satélite y los cables, esos medios ya fortalecidos por su tamaño y por la cultura unitaria pudieron llegar a todo el país competiéndole a los locales y transformándose en potentes medios porteños hacia toda la Argentina.

En esta época de híper globalización aún rigen estos parámetros culturales y el mapa de medios del país quedó congelado con la lógica que regía el mercado pre internet.

Modificar de lleno esta matriz centralista es urgente y aunque se logran ver algunas líneas en ese sentido como el trabajo de articulación, relevamiento y empoderamiento con medios de todo el país que hace la subsecretaria de contenidos públicos, es necesario una fuerte decisión en los más altos niveles, que apunten a federalizar el sistema público y privado y re formateé mediante subsidios y fuerte intervención el “mercado “ de la comunicación.

Una primera herramienta puede ser que los medios estatales superen el mero slogan y comiencen a producir contenidos realmente federales, desde y para todo el país.

También aportaría el empoderamiento de jugadores locales, a traves de facilidades económicas similares al programa Contenidos Argentinos, para que entre todos funden nuevos medios nacionales en red.

A su vez, en un ida y vuelta al territorio, estas redes podrán fortalecer a los canales, radios y portales de cercanía como los universitarios, originarios, sindicales, barriales, etc.

Inclusive las mediciones y el “mercado “ necesitan una reformulación comercial porque si bien en el AMBA viven unos 15 millones que conforman un mercado concentrado, en el resto del país viven, consumen y se desarrollan los 25 millones restantes. Los años borraron las barreras y hoy la distancia ya no es un problema técnico a la hora de comunicar, tampoco de cuantificar publico para ordenar las pautas, mucho menos es un problema de distribución de productos y marcas ya que estas están fuertemente globalizadas.

La situación de los medios ya esta llegando a limites que ponen en peligro la salud mental de la población a través de su desfachatez para mentir descaradamente, imponer temas ficticios a fuerza de su tamaño y nacionalizar temas de una sola región solo por la necesidad de un posicionamiento electoral.

La mayoría del pueblo argentino necesita tener más opciones competitivas para su consumo informativo, porque se está lesionando su derecho a la información veraz y plural, lesión que utiliza el poder real para vulnerar otros derechos básicos.

Fuente: Télam

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